Su camino en la cocina empezó en casa, con sabores y texturas de platos familiares que desde niño lo inspiraron a dedicarse profesionalmente a este oficio.
Para ampliar sus horizontes y adquirir conocimientos culinarios viajó por Perú, México, Argentina, Tailandia y Beijing, países que le dieron la técnica y el conocimiento para implementar diversas técnicas gastronómicas del mundo en un ambiente local.
Se ha formado en restaurantes como Matiz y La Despensa, y dirigió el restaurante Rafael, en Bogotá.
Actualmente está al frente de la cocina de Osaki, Bát y Bueno.
¿Qué es lo mejor de ser un chef de Takami?
«Lo mejor de ser un chef de Takami es compartir lo que sabemos y seguir aprendiendo durante el proceso, impactar de forma directa a los chicos que trabajan junto a nosotros y a toda la cadena de producción agrícola».
¿Por qué dedicar la vida a la cocina?
«Además de ser un oficio, dedicar la vida a la cocina es ser conscientes de que ella es parte esencial de nuestras vidas».
«La vida en sí está dedicada a la cocina, a compartir, sentir, recordar y experimentar esas sensaciones que nos evoca cada ingrediente y preparación».
¿Dónde encuentras inspiración para crear nuevos platos?
«La inspiración aparece cuando imagino las mezclas de sabores, las visitas a nuevos países, la comida callejera, plazas de mercado, restaurantes locales y libros de otros chefs. Siempre debemos procurar ampliar nuestra la biblioteca de sabores».